Al
paso de los años tu presencia desapareció pero tu vivías en el recuerdo de mi
conciencia y anhelaba saber más de ti, como pude comencé a investigar y descubrí
que estabas loco pero en lugar de alejarme me intrigaste y comprendí que estabas enfermo, enfermo de
amor, de ira y de resentimientos, pero todo eso me creí capas de curar, por
desgracia aun estabas perdido y yo había dejado de ser una niña que creía fácil
los cuentos que una vez escuché en tus melodías.
Ahora
era toda una señorita, bien portada como te gustaría pero ya no pensaba en ti y
si escasamente lo hacía eras solo un sueño lejano, mi mente era ocupada por mi
amigo de la infancia, aquel del que fui separada sin razones, con el que
compartía mis horas de juego y el que lograba distraerme cuando yo me sumergía
en un trance al hablarle de ti.
Cuando
llegue a la nueva ciudad ya había perdido la esperanza de encontrarlo y si él
no estaba ¿cómo estarías tu si solo te escuche en mis sueños?, para mi sorpresa
había alguien que logro enajenarme como tú lo hacías, él sabía de ti, te había
escuchado también y conocía cada una de tus melodías, sin dudar al saber de
este nuevo Ángel yo le hice saber a mi nuevo confidente y mejor amigo, le dije
que estaba algo enamorada que a pesar de haber pasado años sin creer en las
historias de amor al fin me había pasado y ese sueño lejano de una voz
estruendosa que cantaba lo más dulce posible estaba junto a mi y era mi ángel
guardián.
Mi confidente solo se interesaba en mis
relatos absurdos y se entretenía al escuchar y ver la forma en la que hablaba
de ese Ángel misterioso, mientras él me hablaba un poco de su chica maravilla.
Pero
en el fondo había algo en ese Ángel que no me convencía a pesar de que su voz
conocía la canción e intentaba llegar hasta el fondo de la música no coincidía
con las canciones que me envolvían en mis sueños de la niñez, mi excusa era que
al paso de los años ya no reconocía bien lo que había escuchado antes, pero no!
algo mas no encajaba aquí.
Le quite la máscara al ángel impostor y entre tanto miedo descubrí una verdad más aterradora, yo estoy enamorada de mi confidente, de ese chico que me habla de ella y al que no le puedo confesar mi amor, me identificaba tanto con tu música porque era exactamente lo que yo sentía por él, estaba celosa y lo amaba tanto que por su felicidad yo podría conformarme con verle sonreír porque también sabía que el sentiría aunque sea pena por mí, por eso te lo digo a ti esta noche, porque aunque no estás yo te siento y cuando puedo escuchar en la lejanía tus melodías se que estas atento a todo lo que digo, sé que me entiendes y sé que te duele que alguien ocupe los pensamientos que deben ser solo para ti, porque eres el que siempre me alienta a seguir, el que a pesar de haber visto solo una vez me inspira a creer y al que le debo que en algunos momentos ese joven me preste un poco de atención.
Tengo
dos amores, uno colmado de notas musicales que me inspira, me hipnotiza, me
enreda, me ilumina, me hace volar, creer e imaginar que todo puede pasar ese
amor es para mí, un maestro que me enseño a querer y el otro es dulce, cruel, cálido pero al
mismo tiempo frío, es como un juego, es realidad y hace que sienta la sangre
latir en mi interior, es confusión, alegría, encanto, enredos y locura ese amor
es para aquel chico enamorado de otra pero que un día podré mirar a los ojos y
decirle que es por el que escribo todo esto.
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